jueves, 10 de julio de 2014

Gurdjieff.

Él reducía toda la enseñanza a un enunciado muy simple:

"Un hombre debe tener una meta". Puede que él no vea, o no pueda ver, más allá de su vida, por tanto su meta en un sentido concreto no puede ir más allá de su muerte. Pero él puede establecer la meta de morir honorablemente, es decir, no abandonar. Él reiteraba esto en cualquier momento en que hablara acerca de la meta y hablaba d...e ella casi todos los días. Todo el punto consiste en que la meta de permanecer intentando, de trabajar sobre sí, no admite duda alguna. Todas las cuestiones filosóficas y hasta religiosas pueden permanecer abiertas para nosotros pero en lo que se refiere a si es mejor seguir intentando o abandonar, allí no puede haber ninguna duda. Por consiguiente, el asunto práctico para nosotros no tiene que ver con qué existe más allá de la muerte; tiene que ver con el modo de enfocar el momento de la muerte. ¿Cómo moriré?

Lo que sea que pueda existir más allá de la muerte, será mejor para mí a tal grado que debo hacer lo mejor que pueda en esta vida. Creo que es muy asombroso el que sea posible reducir el problema humano a términos tan simples. Gurdjieff solía decir que si vamos a establecer esa meta, y podemos alcanzar un punto en que sabemos que será así para nosotros, entonces podemos ir más allá de ello hacia otra meta. Pero primero establecer en uno mismo, de pies a cabeza, la realización de que no puedo abandonar. Y no sólo no puedo abandonar; no puedo hacer menos de lo mejor que esté en mi poder. De otro modo pereceré como merezco.