Ningún animal se enfrentará al ser humano para sobrevivir. Por qué no? Por que el animal reconoce con nobleza la superioridad del ser humano sobre él, y por que... espiritualmente no está dotado con la capacidad para odiar la Naturaleza viviente y verdadera de la que forma parte, donde el humano está incluido, así como lo vegetal y mineral.
El animal posee la "gracia" espontánea del Amor; por lo que sólo nos quedará el amargo e insoportable recuerdo del grito de desesperación del último animal aferrándose a la Vida si seguimos tratándoles con desprecio, crueldad e insensibilidad.
La existencia del reino animal es puro sacrificio por y para la evolución humana; y si se extinguiera el reino animal, tendría la humanidad los días contados. El hombre se autodestruye de muchas formas: la más trágica es mediante la aniquilación total de la naturaleza siendo consciente o no de ello. Aquí se yergue la cuestión fundamental: ¿cómo es posible que el ser humano no sea consciente de este terrible hecho? ¿Qué nos está ocurriendo?
Aniquilando la Naturaleza se autodestruye el ser humano. Es su propia fuerza, su propia voluntad, carente de entrañable sentimiento, los instrumentos de su aniquilamiento. Él mismo es el cáncer de la Vida, un esclavo para sí mismo.
Exterminamos al reino animal por que nos odiamos los unos a los otros, y la causa de esta catástrofe y miseria humana proviene enteramente del egoísmo. Y el egoísmo es el fruto podrido de la inmadurez cuando se es adulto.
¿Cuál es el camino y la medicina para salir de este escollo humano?
El camino ha de ser el espiritual, que en esencia no es otra cosa que el Amor incondicional a la entera Naturaleza, sentirla como lo más divino de nuestro entorno. Descubrir de una vez que lo humano es un valioso pedazo de la Naturaleza viviente, una Naturaleza cuya organización divina y perfecta es un reflejo de la sabiduría espiritual de cuya fuente hemos de beber para entender quienes somos, una Naturaleza que sostiene y preserva la Vida, y hace posible el proyecto humano.
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